Lo primero de todo, como futuras docentes, me parece imprescindible conocer las teorías del aprendizaje y los distintos modelos pedagógicos para analizarlos de forma crítica y observar cuál es el que mejor se adapta a nuestro perfil como maestras. Se han llevado a cabo muchos estudios desde diferentes disciplinas para descubrir cómo aprende el ser humano y los procesos mentales que intervienen en dicho proceso, con el objetivo de conseguir una enseñanza más efectiva y adaptada a cada niño o niña, a su ritmo evolutivo. Se han determinado dos grandes corrientes educativas: el conductismo y el constructivismo, las cuales enfocan el aprendizaje de forma diferente.
Por un lado, los conductistas (como Skinner) entienden el aprendizaje como un cambio de conducta. Se basan en la asociación de un estímulo con una respuesta, utilizando en este proceso recompensas o castigos. Un claro ejemplo de visualizar este modo de enseñanza es el adiestramiento de un perro. Según el conductismo, no se consideran los propósitos ni la inteligencia de los individuos y la motivación es simplemente una necesidad de actuar que se afianza gracias a la repetición, a la automatización de contenidos.
Por otro lado, los constructivistas (como Piaget, Vygotsky y Ausubel) ponen énfasis en la formación de ideas nuevas teniendo en cuenta los conocimientos previos del individuo. Es decir, en el aprendizaje es importante la persona como individuo reflexivo, el ambiente, el lenguaje y la interacción entre todos los factores. El educador da mucha importancia al aprendizaje guiado, entendido como un proceso inteligente, activo, donde se tienen en cuenta los propósitos del individuo. El objetivo principal es que el individuo reorganice su percepción del mundo a partir de lo que conoce, combinándolo con lo que ha aprendido en un proceso social; dando lugar a un aprendizaje significativo.
Ambas corrientes posibilitan un aprendizaje, pero nos muestran diferentes vías hasta alcanzarlo, y distinto tipo de aprendizaje: un aprendizaje repetitivo en el conductismo y un aprendizaje significativo en el constructivismo. Este análisis nos sirve como introducción a esta materia, ya que pone en juego distintos modos de potenciar el desarrollo cognitivo y lingüístico en el proceso de enseñanza. Vistas ambas corrientes, me posiciono del lado de las constructivistas ya que, en mi opinión, son en las que el educador desarrolla su labor de la forma más educativa posible y en las que más protagonismo tienen los individuos, el alumnado.
En conclusión, esta materia va a girar en torno a cómo es el desarrollo cognitivo y lingüístico en las distintas edades de los niños y niñas, abarcando la etapa de Educación Infantil y Primaria; y, sabiendo una vez esto, cómo aplicarlo de una u otra manera en el aula como futuras maestras.