Desarrollo de 0-3 años


Lo que más me ha interesado sobre este tema ha sido la capacidad de pensar y de sentir del bebé hasta los 3 años de vida aproximadamente. No sólo lo quiero reflejar porque me guste el tema o porque me haya aportado conocimiento, sino también porque considero imprescindible conocer estas cuestiones como futuras maestras ya que también podemos trabajar en escuelas infantiles (no guarderías, ya que los niños y niñas no se "guardan"); y debemos saber qué ocurre en el cerebro de estos niños y niñas.  

El bebé y cómo piensa 

Cuando el bebé alcanza los dos años de vida, hemos visto que aprenden mucho y en diversos campos. Ellos exploran, elaboran sus propios experimentos con los que aprenden las leyes de la física y los números, entienden las normas de la lógica y aprenden cómo son los demás. Además, empiezan a preguntarse cuestiones filosóficas como ¿Quién es? y ¿Por qué existe? Ya constan de la consciencia. Con todo ello, comprobamos que los bebés humanos son inteligentes desde el momento en que nacen. Me ha llamado muchísimo la atención descubrir la gran inteligencia que poseen los bebés desde que nacen y la rapidez de su cerebro para ir aprendiendo y evolucionando con cada mes que pasa. Los bebés piensan constantemente el porqué de las cosas que pasan, son pequeños científicos que todo lo quieren descubrir y saber. Aprenden mediante la acción, no solo por la observación ya que quien no es libre de transformar el mundo a su manera, jamás será capaz de comprenderlo. El pensamiento no sólo es científico sino también creativo. Los bebés aprenden primero a copiar e imitar, posteriormente a imaginar, y finalmente a crear. Las estrategias del pensador humano son: memoria, estrategia e inventiva.

En mi opinión, si desde pequeños nacemos con esas ganas e ilusión por aprender e investigar, debemos hacer algo, cambiar la perspectiva y trabajar por la innovación para que según van creciendo los niños, no pierdan esos sentimientos. Además, en muchas ocasiones, resolvemos demasiado las tareas a los niños; de esta forma no permitimos que los propios bebés se desarrollen y aprendan por ensayo-error. Obviamente, este aprendizaje es lento, pero no importa, en ese proceso se desarrollan estrategias como la atención, la memoria y la capacidad de transformar lo que conocemos.

El bebé y cómo siente

Por otro lado; el viaje emocional de las personas, de los seres humanos, dura toda la vida, cada uno venimos equipados con un carácter único propio en el que, con el paso del tiempo, influyen las personas de nuestro entorno, nuestros referentes cuando somos niños (profesor, madres y padres) y la forma en la que nos educan y ayudan a superar momentos difíciles. Con la influencia de estos factores, el carácter puede modelarse, pero siempre mantendrá su esencia. Ya sabemos que, con tan solo 18 meses, el bebé puede llegar a reconocerse y es cuando aparecen las emociones más concretas, las morales. A medida que la persona va creciendo y va aumentando su abanico de emociones, aprende a manejarlas constantemente. Algo que caracteriza a todos los bebés, independientemente de su carácter, es que dan y reciben mucho amor, el sentimiento más importante, y un sentimiento que durante toda la vida es necesario explorar en distintos ámbitos.

Personalmente, pienso que el proceso del embarazo también puede determinar en cierta parte el carácter del bebé, ya que este empieza a sentir cuando se encuentra en el útero de su madre; como hemos aprendido en otros apartados. No podemos olvidar que el afecto, a cualquier edad pero más especialmente en los más pequeños es necesario para su correcto desarrollo. 

¿Escolarización sí o no?

En los tres primeros años de vida de un niño o niña suceden cosas asombrosas como aprender a caminar, hablar y comenzar a interpretar estados emocionales e intenciones en los demás; poco a poco se vuelve más persona y menos bebé.

En estos años es fundamental la estimulación de una forma lúdica y confortable para un correcto desarrollo. Este aspecto causa controversia,  pues este desarrollo normalmente se produce fuera de la escolarización y muchas veces la estimulación no es la adecuada. Por eso puede ser interesante la escolarización temprana en escuelas infantiles. El propósito fundamental de esta escolarización no es forzar aprendizajes, sino crear una base de estimulación para el posterior desarrollo de otras habilidades.



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